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domingo, 21 de agosto de 2011

Pobrechico, de Esteban Valentino

Para Adrián

Conozco a Pobrechico desde que nació. Al principio no podía ni tocarlo. Mi mamá me había dicho que había que tener mucho cuidado porque esto y porque lo otro. Yo no entendía ni medio lo que me decía mi mamá y quería tocarlo. Ni siquiera me dejaban acercarme a verlo. Yo me enojaba mucho porque había guardado algunas cosas para él y como me dijeron que iba a tener que esperar un poco para dárselas ahora había que encontrarles un lugar para que no se perdieran, al menos hasta que Pobrechico dejara la pieza esa toda oscura. Pero ¿dónde se pueden guardar un caracol y seis bichos bolita? Dibujo de O'KifAhora, la verdad, ¿qué mal le podían hacer un caracol y seis bichos bolita? Ninguno. Caminarle por arriba un poquito. Y eso si no se los toca, porque en cuanto uno les muestra el dedo los caracoles se meten para adentro y los bichos bolita se enroscan y ya no se les ven más las patas. Está bien que se iban a traer un poco de sol del jardín y mamá no quiere saber nada con sacarlo afuera. Ni que le prenda la lámpara me deja la abuela.
Qué manía ésa de la luz. Como si algo tan lindo pudiera lastimar a alguien. Yo miro a cada rato el velador de mi pieza. Cierro un poco los ojos para que un solo rayo se me venga a la cabeza y entonces pienso que esoy cargando mis superpoderes. Después voy al patio y me tiro de la higuera y a veces me lastino el pie pero la culpa es de la higuera no del velador. Yo a Pobrechico le prohibiría que subiera a la higuera, que sí es peligrosa y más para él que no la conoce y en una de ésas se cree que todas las ramas pueden sostenerlo. A menos que yo esté con él para poder decirle dónde poner el pie y dónde no. Pero le abriría la ventana porque el sol es bueno, no como la higuera que a veces lastima los pies.
Dibujo de O'KifCon mi mamá no puedo hablar de estas cosas porque está la mayor parte del día encerrada en la pieza oscura con Pobrechico y mi papá apenas llega también se mete allí y yo me tengo que quedar aufera con mi aubela que se la pasa respirando fuerte. Yo entonces me acerco y le tiro de la pollera para que me escuche.
—Abu ¿y si vamos cuando papá no está y mamá duerme y le abrimos la ventana y lo llevamos al patio y yo le enseño a subir a la higuera?
Pero la abuela me revuelve el pelo que después va a ser un lío peinarme y no me dice nada. Como no quiero que siga me voy a jugar con el camión nuevo para cargar al caracol y los bichos bolita así los saco un poco del frasco con agujeros donde los metí porque estar todo el día dentro de un frasco debe ser aburrido y en el camión no tanto porque al menos pasean y se distraen. Se nota que les gusta. Cuando los vuelvo a meter en el frasco pareciera que les da rabia.
Ahora, lo que me da más bronca son las visitas. La señora de enfrente, por ejemplo, que cada vez que viene no hace más que nombrarlo a Pobrechico y mirarla raro a mi mamá. Se aparece todos los días y meta tomar mate con mi abuela y mirar raro para la puerta de la pieza oscura.
O mi tío Eduardo que antes siempre jugaba conmigo a la pelota y que ahora apenas si me tira unos tiritos al arco tan despacito que me los atajo a todos sin problemas y cuando le protesto me dice que lo que pasa es que si patea fuerte hace mucho ruido y se puede despertar Pobrechico. Yo entonces me voy a la higuera y mi tío Eduardo se mete en casa respirando fuerte. Una vez le pedí a mi mamá que lo sacáramos al patio para que me viera atajar los pelotazos del tío Eduardo pero mi mamá me miró raro también, como la vecina de enfrente cuando la mira a ella. ¿Será que el viento le hace peor que el sol y yo como no entiendo digo cosas así, peligrosas? Yo no sé, pero cuando sea grande voy a inventar paredes que dejen pasar la parte sana del viento y todo el sol, así Pobrechico puede salir al patio sin que mi mamá me mire como la vecina de enfrente.
Dibujo de O'Kif
Todo siguió más o menos igual. Mi mamá y mi papá encerrados, mi tío sin patearme y mi abuela dale que dale a la respiración. Hasta que fui al almacén y llegué justo que estaban hablando de él. Dibujo de O'KifMe di cuenta cuando lo nombraron. La almacenera le decía a una señora gorda que con la cola me tapaba todo que Pobrechico haber nacido así y la señora gorda que me tapaba decía que pobre la familia y yo que estaba apurado con mi botella de agua mineral y mis cien gramos de queso de máquina supe que me necesitaba y era como si me llamara. Dejé la bolsa y salí corriendo porque el agua mineral y el queso podían esperar pero él no. La abu estaba en la cocina, mi papá todavía no había llegado y mi mamá cambiaba de lugar los adornos del comedor. Vía libre. Dibujo de O'KifAbrí de a poquito la puerta de su pieza, entré sin hacer ruido y me acerqué lo más despacio que pude hasta el moisés. Me acostumbré en seguida a la oscuridad y al fin lo pude ver. Estaba despierto, mirándome, y me sonrió y yo no me pude aguantar más. Fui corriendo hasta la ventana, la abrí entera y volví para verlo bien. Ahora cerraba los ojos porque claro el sol con tan poca costumbre que tenía le molestaba. Para que no se pusiera a llorar lo levanté y me senté con él en el piso. Estuvimos allí lo más panchos y Pobrechico recontento y yo estaba tan distraído que no me di cuenta de que mamá y papá me miraban desde la puerta y di vuelta la cabeza para ver la ventana abierta y menos mal que el caracol y los bichos bolita ya se había metido en el moisés pero al sol no había cómo esconderlo dando vueltas por toda la pieza y mamá y papá miraban con cara de tontos lo lindo que estaba Pobrechico y ellos pobres no se habían dado cuenta con la ventana cerrada y el sol afuera.
Dibujo de O'Kif

Este cuento de Esteban Valentino pertenece a Pahicaplapa (Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1996. Colección Pan Flauta). Las ilustraciones son de O'Kif.
Fue ganador del Primer Premio Amnesty International 1995 e incluido en la antología "Te cuento tus derechos"   (Buenos Aires, Amnesty International Argentina, 1997). 


sábado, 20 de agosto de 2011

En tu día... Yo quiero


Este video fue realizado por el Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes(www.iin.oea.org).
La letra y música es de Leonardo Croatto y la interpreta Ruben Rada. 

Entrá aquí: http://www.iin.oea.org/IIN/multimedia_videos.shtml
hay muchos otros videos. ¡¡¡ Te van a gustar !!!

En tu día...tus derechos

 Quino, 1977 - para UNICEF

domingo, 14 de agosto de 2011

BITÁCORA Jueves 11 Agosto

Alexis trajo a nuestro encuentro su libro preferido: 15 de brujas.
Lo ha leído y releído muchas veces, y casi puede repetir sus textos de memoria.
Es una antología de diversos autores, clásicos y contemporáneos, reunidos para hablar sobre brujas con cuentos, poemas y leyendas.
La edición es del año 2000, de Primera Sudamericana, con la dirección editorial de Canela.
Podemos leer un fragmento de la tragedida de Macbeth (William Shakespeare) - con traducción y comentarios de Ana María Shua - hasta un Breve diccionario de brujas famosas de Ema Wolf.
Hago una pequeña selección para compartir con todos ustedes: 

El corazón de una bruja, de Sandra Siemens
Los corazones de las brujas son redondos.
Redondísimos.
Y blandos como una esponja.
El corazón de las brujas, redondo y blando como una espoonja (redonda), es su único punto débil.
Si en una noche de luna te encontrás con una bruja, no la mires a los ojos.
mirale el corazón.
Y decile:
- ¡Qué corazón más redondo!
- ¡Y qué blandito!
Blandito como una esponja (redonda).
¡Y chau bruja!
Se quedará sin brujerías.
Caerá redonda al suelo.
Traicionada por su corazón redondo y blando como una esponja (redonda).

Sandra Siemens nació en Lomas de Zamora, en junio de 1965. Desde muy pequeña se estableció en Wheelwright, un pequeño pueblo del su de Santa Fe, donde sigue viviendo con su familia. Alli escribe. Es autora de Un tren a Cartagena (novela), El crimen del señor Ambrosio, El bandido de los mares, ¡Ay! - dijo Filiberto, De unicornios e hipogrifos y La silla de la izquierda.

Las buenas brujas, de Esteban Valentino

Caminan entre nosotros,
parecen amas de casa,
suben a los colectivos
y amanecen de mañana.

Hacen colas en los bancos,
en vacaciones descansan
pero no habitan castillos
ni cuevas descascaradas.

No preparan sus brebajes
con uñas y piel de rana
y hacen sus dulces caseros
con azúcar y manzana

y con sus escobas barren
los pasillos de su casa
chiquita. No vuelan nunca
ni usan fórmulas extrañas.

Pero si alguno de ustedes
tiene dolor de panza
o - lo ques mucho peor -
tiene dolor en el alma.

Si el recuerdo es una espina,
si aman a quien no ama,
si entienden tarde que el día
no está hecho de oro y plata.

Si a la noche llegan solos
y empiezan solos al alba
porque hacen de los inviernos
y del olvido su marca

queda algo por hacer.
Hay una esquina olvidada
y hay una noche del año
en que las brujas se abrazan.

En esa noche y esquina
las buenas brujas encarnan
y hacen rondas bajo el cielo
con pitos, bombos, maracas.

Hay que saber el lugar
y llegar a la hora exacta.
Hay que saber qué decir
y decir esa palabra.

Y si todo sale bien,
si nadie mete la pata,
la soledad se hace amiga,
la avaricia, mano dada.

es difícil conocer
esquina, hora y palabra
pero si tienen la suerte
de bailar la buena danza

cuando termine la noche
y empiece la madrugada
volverán pateando piedras
silbando, como si nada

y dirán al día siguiente
"ya no tengo herida el alma
ayer vi a una buena bruja
ayer, cuando caminaba

y la soledad se fue
mi vida ya no es avara
y no quiero que el olvido
me vuelva a mostrar su cara.

Pero algo debe fallar
con las brujas y su magia
porque mi amor sigue intacto
y quien amo no me ama".

Ahora saben algo más
que hasta recién ignoraban.
Las buenas brujas existen
pero en amores...
... pero en amores fracasan.

Esteban Valentino nació en Castelar, provincia de Buenos Aires, en diciembre de 1956. Es Licenciado en Letras y Periodista. Como poeta obtuvo el primr premio para Autores Inéditos 1983 y el Premio Alfonsina Storni 1988 de la Universidad Nacional del Comahue. En 1995 su cuento Pobrechico fue distinguido con el primer premio Amnesty International.

Los dones, de Jairo Aníbal Niño
Un día nació una brujita y, como ocurre en esos casos, acudieron a verla sus hadas madrinas para hacerle entrega de sus dones.
- ¿Qué gracia le concedemos a esta brujita recién nacida? - preguntó una de ellas-
- El don de hacerse invisible - sugirió un hada de rostro alunado.
- Creo que sería más útil para ella si fuera dotada de la habilidad para preparar filtros de amor - sugirió otra de talle de avispa.
- Yo soy de la opinión de que lo que más le conviene es la gracia de adivinar el pensamiento - dijo un hada que lucía en sus dedos anillos de hielo.
- Insisto en que lo más aconsejable es que adquiera la gracia de hacerse invisible - afirmó el hada de la faz de luna.

Mamá bruja se acercó a las hadas y tímidamente dijo:
- Yo deseo que a mi hija le concedan la gracia de volar.
- ¿Reclamas para tu hija el don del vuelo? - preguntaron al unísono las hadas.
- Sí. Cuando la llevaba en mi vientre, en vez de pataditas daba aletazos. Por lo tanto, estoy segura de que volar es su mayor anhelo.
- Sea - dijeron en coro las hadas.
A la brujita le concedieron la gracia del vuelo.
Años más tarde y no sin esfuerzos, la brujita llegó a ser la comandante de un bellisimo avión Boeing 767.

Jairo Aníbal Niño nació en Colombia en 1941. Es uno de los escritores para niños más reconocidos en su país. Recibió el Premio Nacional de Literatura por su novela Zoro. Es miembro de la Fundación Iberoamericana de Creación para Niños y Jóvenes "José Martí". es un gran narrador y un prolífico autor. Entre sus libros figuran: Dalia y zazir, El músico del aire, De las alas caracolí, El árbol de los anhelos, El obrero de la alegría, La estrella de papel, Los papeles de Miguel, Preguntario, El río de la vida.



viernes, 12 de agosto de 2011

BITÁCORA Jueves 11 Agosto 2011

Ventana sobre la palabra IV
Eduardo Galeano

Magda Lemonnier recorta palabras de los diarios, palabras de todos los tamaños, y las guarda en cajas.
En caja roja guarda las palabras furiosas. En caja verde, las palabras amantes. En caja azul, las neutrales. En caja amarilla, las tristes. Y en caja transparente guarda las palabras que tienen magia.
A veces, ella abre las cajas y las pone boca abajo sobre la mesa para que las palabras se mezclen como quieran.
Entonces, las palabras le cuentan lo que ocurre y le anuncian lo que ocurrirá.

Alma


una animación para quedarse paralizado de miedo

Cuentos para no dormir

Colores malditos, de Fernando De Vedia
del libro Las espantosas historias de Morton Fosa cuidafantasmas

-"¡Qué suerte que tengo!", pensó Ezequiel hojeando un libro para colorear que había encontrado en la plaza mientras jugaba a la pelota con sus amigos.
El libro era nuevo, con muchos dibujos para pintar, asi que Ezequiel no dudó en llevárselo a su casa y encerrarse en el cuarto para buscar sus marcadores.
Entre dibujos de autos, animales y paisajes le llamó la atención un póster desplegable suelto en la mitad del libro con la imagen de un chico de pelo enrulado sin peinar. Sus ojos redondos como dos huevos fritos y la boca abierta en expresión de asombro hicieron que a Ezequiel se le erizara la piel con la misma inquietud que sentía cuando se quedaba despierto hasta tarde en la noche viendo una peli de miedo. Un poder hipnótico lo atrajo hacia el dibujo, impidiéndole dejar de mirarlo.
Cuando tomó un marcador para comenzar a pintarle el pelo, algo extraño sucedió: un cosquilleo intenso le recorrió la cabeza, pero Ezequiel no le dio importancia y continuó pintando. Mientras le coloreaba los ojos recibió otra señal al nublarse su vista por un instante. Siguió con la cara, la ropa hasta que al pintarle los brazos notó que sus propios brazos se ponían blancos; el color de su piel... ¡había desaparecido! Aturdido, corrió hacia el espejo llevado por un presentimiento horrible.
- ¡¡Ahhhhhggg!!! - gritó espantado al ver lo que vio.
Ahí estaba él, blanco por completo, mirándose con los ojos redondos como dos huevos fritos y la boca abierta con expresión de asombro. Su pelo, su cara, sus brazos, su ropa, todo era blanco. Parecía que el dibujo le había absorbido cada color del cuerpo. No supo qué hacer, ni siquiera pudo pensar en nada porque su mente también estaba en blanco.
Ezequiel se sintió débil. Al mirarse de costado descubrió que su cuerpo era ahora más delgado que un papel y, en medio del horror, observó algo detrás, moviéndose, algo que le resultaba tenebrosamente familiar. Creyó que sus nervios lo estaban traicionando, que lo hacían ver cosas raras, hasta que lo descubrió reflejándose en el espejo: ¡era el chico del dibujo!
Paralizado por el miedo no pudo evitar que el chico se le acercara. Dio dos vueltas en círculo a su alrededor, caminando con pasos lentos, con una sonrisa en la boca. De pronto el miedo cesó. Ezequiel ya no sentía nada. Luego el chico lo miró directo a los ojos, lo tomó de los hombros y, tras plegarlo en cuatro igual que un póster, lo metió adentro del libro para colorear. Ezequiel gritaba pero ya nadie podía oírlo: el chico había arrojado el libro por la ventana.
- "¡Qué suerte que tengo!", pensó Javier mientras hojeaba un libro para colorear que acababa de encontrar tirado en la calle. El libro era nuevo, con muchos dibujos para pintar, así que no dudó un instante y se lo llevó a su casa...

Si hoy disfruto escribiendo cuentos de terror
es porque tuve una infancia sin miedos.
Fernando De Vedia


¡¡¡ Qué chucho !!!

El escondite macabro, de Fernando de Vedia

Marcos vivía enfrente de una plaza grande en la que dio sus primeros pasos y aprendió a andar en triciclo y en bicicleta. Después de diez años de correr por sus veredas todos los vecinos lo conocían. Por eso se sentía cuidado cuando jugaba ahí, en especial a las escondidas, su juego favorito.
Como conocía muy buenos escondites nunca lo podían descubrir. Era capaz de quedarse largo rato oculto en un mismo lugar con tal de ganar y, a veces, aparecía cuando sus amigos ya habían vuelto a sus casas, pero a Marcos no le importaba porque él se divertía igual. No sabía que esa tarde su vida cambiaría para siempre.
Se había pasado la clase de Plástica dibujando un plano de la plaza con la ubicación de un escondite que quería estrenar a la salida del cole. Era una cueva de arbustos cerca de la fuente, donde nadie podría encontrarlo.
A las seis de la tarde, como todas las tardes, se juntó con los chicos en la esquina del bebedero para jugar. Tomás empezó a contar, el resto se dispersó y Marcos se metió en la cueva de los arbustos sin poder ver nada porque estaba anocheciendo y además las hojas no dejaban pasar la luz. Aunque la tierra le mojó el pantalón él permaneció sentado en el suelo abrazado a sus rodillas, inmóvil, en silencio, listo para ganar una vez más.
A los pocos minutos, mientras oía cómo lo descubrían a Nico, un ruido lo sobresaltó. Primero creyó que había sido su imaginación, enseguida comprobó que alguien respiraba a su lado con un jadeo persistente, continuo, que lo hizo convencerse de que no estaba solo ahí dentro.
Al percibir la respiración cada vez más cerca, se levantó para salir corriendo sin importarle que lo descubrieran. Entonces oyó un ladrido que lo tranquilizó: había un perro olfateando las plantas. "Debe estar buscando un hueso", se dijo a sí mismo, más tranquilo, mientras se volvía a sentar.
Al sentarse tocó algo que le llamó la atención. Pensó que se trataba de una rama, pero notó que era frío y, apartando un poco las hojas para que entrara algo de luz, pudo distinguir un bulto, una figura que se recortaba en la oscuridad. Al separar un poco más las hojas el corazón casi le estalla en mil pedazos porque sentado a su lado... había un esqueleto.
Quiso gritar pero fue imposible: el terror lo había dejado mudo. En ese momento oyó una voz arenosa que volvió a estremecerlo.
- Soy el mejor jugando a las escondidas, llevo años aquí sin que nadie me haya descubierto, no permitiré que lo hagan por culpa tuya.
Marcos creyó que se estaba volviendo loco, por un momento pensó que el esqueleto le había hablado. Comenzó a arrastrarse hacia la salida, pero una mano de huesos le agarró la pierna, impidiéndole moverse para siempre.

¿Tuviste miedo alguna vez jugando a las escondidas?
- Yo no (asegura Agustina)
- ¡¡ Yo si !! Porque juego de noche y además me escondo en lugares oscuros (confiesa Alexis)
- Yo a veces tuve miedo que no me encontraran, que se olvidaran de buscarme.
Si cuando estás escondido algo cambiara... ¿qué sería?
- Nada. Quiero que todo esté como está ahora - dice Agustina
Y si cuando salgo del escondite me transporto a otro lugar o a otro tiempo... 
- ¡¡ Quisiera estar en el futuro !! - se entusiasma Agustina.
- Pero ¿qué decís? Si el futuro es ahora... - proclama Rocío.
- Yo quisiera volver al día en que nací porque quiero arreglar los errores que cometí -nos dice Alexis.

domingo, 7 de agosto de 2011

BITÁCORA 4 de AGOSTO del 2011

Luzmila eligió un libro de uno de los estantes de la biblioteca:

Horrible Enriqueta
A Luzmila le gustó porque es un libro grande, con ilustraciones coloridas (de su propio autor: Leigh Hobbs)
Enriqueta vive en el techo de su escuela. Es una niña terrible, dañina, cruel y mentirosa. Su maestro no lo sabe y la felicita constantemente, pero sus compañeros la conocen bien...
Hace travesuras horripilantes y todos le tienen miedo.
Un nuevo chico llega a la escuela y es capaz de conmoverla pero apenas por un corto tiempo...

¿Hay compañeros así en el cole?

¡¡¡ Sí !!! ¡¡¡ Son una pesadilla !!!!


A Alexis le gustan los libros de brujas... 
Buscando en la biblio, encontramos este:
Verruga y Briqueta en: la más bruja de todas, de Silvia Schujer

Así decía el anuncio:

BRUJA SE BUSCA
con experiencia en hechizos,
presagios y transformaciones.
Requisitos:
Tener entre 99 y 999 años
Poseer escoba propia y
un mínimo de dos mascotas.
Las interesadas deberán presentarse en Tarántula Producciones Q.E.P.D. en ayunas, con un frasco de saliva recolectada tras haber ingerido ajo crudo en jarabe y sin lavarse los dientes desde entonces.
Para más información preguntar.

La noticia se desparramó por el mundo, el submundo y el inmundo a la velocidad de un rayo y en pocas horas ya estaba en boca de todas las brujas.
Unas y otras se sentían convocadas a participar de la elección y no hacían otra cosa que prepararse para el gran día.
Algunas se ocupaban de arreglar su propio aspecto: se engrasaban las crenchas, retorcían sus mejores harapos, tomaban ajo crudo en jarabe cada dos horas y se hacían picar por avispas.
Otras se dedicaban a afilar sus varitas o a poner a punto sus mascotas. (En estos casos fregaban con alquitrán a los gatos viejos, bañaban en agua hirviendo a sus cuervos o atosigaban de caramelos a sus lechuzas).
La mayor parte, sin embargo, ponía todo su empeño en disparar maleficios contra las otras brujas para dejarlas fuera de competencia: secuestraban sus escobas, idiotizaban a sus mascotas, les transformaban el jarabe de ajo crudo en yogures de vainilla, etc.
...  Buscá este libro y disfrutalo. Es divertido !!!

¿Cuál es tu palabra secreta de brujo para un maleficio?





SaCaTRiN-SaCaTRán
GUaTMaití-GLuGLuTuRU
wHaT-YouR-sEE

Seguimos buscando libros que nos impresionen...
Agustina y Alexis optaron por algo más tenebroso (¡¡¡ para morirse de miedo en serio !!!):
Las espantosas historias de
Morton Fosa cuidafantasmas, de Fernando De Vedia
Hola, criaturas despreciables. ¿Cómo están? Espero que mal, je, je.
Soy Morton Fosa, cuidafantasmas.
Muchos cementerios contratan mis servicios para evitar que los espíritus y las almas en pena salgan por el barrio y asusten a los vecinos.

Es una profesión extraña, lo sé. Pero de algo debo vivir. Tengo muchos gastos: limpieza de cutis todos los días, el alquiler de mi ataúd de dos ambientes, alimento desbalanceado para mi monstruo-mascota...

Se preguntarán cómo lo hago. Muy fácil.
Cuando los relojes marcan la medianoche y los seres errantes abandonan sus tumbas, me encargo de entretenerlos. Les leo cuentos de miedo, vemos películas de terror, hacemos sesiones espiritistas y hasta he organizado velorios para que bailen y se diviertan.
Pero lo que más les gusta son los cuentos.
Suelo abrigarlos con tierra y servirles jugo de telarañas antes de empezar. Luego, cuando se relajan, inicio  la lectura.
No cualquiera está en condiciones de soportar mis historias. Algunas son tan espantosas que más de un fantasma ha regresado a su tumba, horrorizado.
Todas son verídicas. Y llevo años contándolas. Setecientos treinta y tres años, para ser exactos.
Y ahora, si me disculpan, debo comenzar el primer cuento. Pueden quedarse, si se animan. Ya son las doce y mis amigos se acercan...


 Si no te da miedito... te la cuento en la próxima entrada


sábado, 6 de agosto de 2011

DE REGRESO


Terminó el receso escolar de invierno.
Nos acomodamos otra vez a los ritmos que marca el cole y retomamos las actividades habituales.
Nuestro Club de Lectura hizo un cambio de horario:
ahora nos reunimos los jueves, de 18 a 19:3o hs
Un solo día en la semana, pero con más tiempo para leer y conversar.
Te esperamos !!!