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viernes, 24 de junio de 2011

BITACORA 23 Junio

Participan:

Facundo (volvió Faku !!!), Mariana, Ramiro, Rocío, Sofía
(Y Santiago... ¿Dónde está?)




¿Qué hicimos?:
Vimos el corto
Globos de Aire



y nos preguntamos:
¿A dónde van las cosas perdidas?
¿El universo se termina?
¿Dónde terminó el vuelo el globito? Debatimos: ¿era el "techo" del universo o era una nave espacial con un imán para globos?
Lo que perdí una vez, ¿lo encontré después?
¿Encontré cosas que nunca había perdido?


Después quisimos jugar con palabras...
¿Qué juego de con palabras conocés?
Y todos jugaron al viejo y famosísimo "ahorcado", pero con reglas complicadísimas (puntos a favor y puntos en contra, puntos repartidos si jugamos en grupo, créditos si adivino la palabra antes de arriesgar una letra).
Ah, sí, para jugar hay que acordar reglas de juego...
Una regla fue: Las palabras tenían que ser "cosas" que vimos en el video.
Otra regla: ¿cuántas cosas le ponemos al muñequito? ¿Tres pelos o cuatro? ¿con orejas o sin orejas?
(Yo sé que hay una manera de ganar siempre, o casi... Descubrí cuál es.)

Ahora, hacele esta adivinanza a tu hermano chiquito
(si gana se va a dormir primero, si pierde... te prepara el desayuno):
Adivinanza
Con “P” comienza mi nombre,
con “O” se llega al final,
dos “ERRES” van de la mano.
¿Encontrarás la vocal?

PERRO

Carlos Blanco Sánchez
Adivinanzas en danza
      

BITACORA 21 Junio 2011

Los opuestos:

Bendición de Dragón
Que las lluvias que te mojen sean suaves y cálidas.
Que el viento llegue lleno del perfume de las flores.
Que los ríos te sean propicios y corran para el lado que quieras navegar.
Que las nubes cubran el sol cuando estás solo en el desierto.
Que los desiertos se llenen de árboles cuando los quieras atravesar. O que encuentres esas plantas mágicas que guardan en su raíz el agua que hace falta.
Que el frío y la nieve lleguen cuando estés en una cueva tibia.
Que nunca te falte el fuego.
Que nunca te falte el agua.
Que nunca te falte el amor.
Tal vez el fuego se pueda prender.
Tal vez el agua pueda caer del cielo.
Si te falta el amor, no hay agua ni fuego que alcancen para seguir viviendo.

Maldición de Dragón
Que tengas comida hasta sentirte harto todos los días de tu vida.
Y que vivas muchos años.
Que nunca te falten ni el agua ni la luz. Que los senderos sean suaves cuando los camines.
Que las espinas se aparten de tu lado. Que tus caminos sean suaves cuando los camines.
Que las espinas se aparten de tu lado. Que tus enemigos te dejen pasar sin atacarte. Que ningún dolor te hiera en el costado. Que nadie te lastime a traición. Que nadie te ofenda sin siquiera con su gesto. Que tengas todo lo que se puede desear por largos, larguísimos años.
Pero que te falte el amor.





Pena de Dragón
Larga y negra es la pena de un dragón.

Nunca se sabe de dónde le viene la pena, pero cuando llega, el mundo se oscurece y todos creen que hubo un eclipse, de repente el sol queda tapado, y los pájaros dejan de cantar.

Porque el tamaño de la pena de un dragón es igual al tamaño del sol, y la pena vuela y se instala justo allí, en ese lugar donde estaba la luz.

Entonces los pájaros dejan de cantar y se esconden en sus nidos, las flores se cierran suavemente, confundidas, y las hormigas se van a la cueva más honda, con un desasosiego que las hace chocar unas contra otras equivocando su camino.

Nadie puede saber cuando llega la pena de los dragones. Ellos tampoco. Simplemente, en algún momento, los invade una sensación de estar equivocados, de estar en un lugar que no es su lugar.

Entonces los cubre la pena, como una sombra larga, amarga, y su enorme corazón de dragón hace un ruido de ríos que desbordan, de vientos de furia que pasan arrasando los árboles y desgastando las montañas.

Mucho tiempo dura la pena de un dragón. Por lo menos a ellos les parece un tiempo muy largo y muy lento.

Pero no debe ser cierto. Si fuera cierto el mundo se terminaría, porque no puede estar cien años en la oscuridad. Porque ese es el tiempo que creen los dragones que les dura la pena.

Tal vez no sea sino un pequeño rato del tamaño de un suspiro, pero ellos sienten que una pena tan enorme tiene que durar un tiempo tan enorme.

Los dragones, que saben muchas cosas, no tienen una medida exacta del tiempo de afuera y del tiempo de adentro de su corazón.



Lo que no son penas: Nuestras alegrías
Para Ramiro:
Un momento de felicidad: Jugar con mis amigos a la pelota.
Un sueño que sueño que se hace realidad: Lo que más me gustaría ser: un jugador de fútbol.


Para Sofi:
Un momento de felicidad: jugar con mis amigas.
Un sueño que sueño que se hace realidad: ser maestra cuando sea grande.
Para Agustín:
Un momento de felicidad: dura dos segundos (es así de rápido) y es intangible [sic], no se puede tocar porque está acá dentro, se siente acá [señala su corazón]

BITÁCORA 21 Junio 2011

Participan:
Agustín, Cindy, Jeanette, Mariana, Ramiro, Rocío, Sofía.
Hoy no vino Facundo (porque tuvo una sobrinita !!!). Ahora: Tío Faku.
¿Y Santi? ¿Dónde se escondió Santiago?







Leímos el cuento preferido de Rocío:
El Loro Pelado,
de Horacio Quiroga

Esta historia fue publicada por primera vez en el libro Cuentos de la Selva, en el año 1918,
(hace muchisísimos años !!!).

Así empieza la historia:

Había una vez una bandada de loros que vivía en el monte. De mañana temprano iban a comer choclos a la chacra, y de tarde comían naranjas...


Si querés leer el cuento completo, hacé click en este link: http://www.cuentosparachicos.com/ESP/cuentosmodernos/LoroPelado1.htm
o en este otro:
http://www.redargentina.com/Faunayflora/Aves/loropelado.asp

Hay muchos otros cuentos de Horacio Quiroga (Rocío es fanática de todos !!): La tortuga gigante, Las medias de los flamencos, La guerra de los yacarés, La gama ciega.. Te pueden gustar mucho, poquito o nada...

En este enlace podés leer algunos: http://imagenes.blogdiario.com/1242512578/

Mirá: este señor es Horacio Quiroga. Nació en Uruguay en 1878 y murió en Argentina en 1937. Sus relatos son algo temibles (y, a veces, horrorosos), por eso algunos lo han comparado con el escritor estadounidense Edgar Allan Poe (que sí da miedito...)


BITACORA 16 Junio 2011

Lo que sueña un Dragón

A los dragones les gusta soñar. Les gusta porque siempre sueñan cosas hermosas. Los sueños de los dragones no son como los otros sueños, un humo que se va. Son sueños que van tomando forma hasta que se los mira y se los ve de cuerpo entero. Si un dragón sueña con un árbol enorme, lleno de flores, cuando se despierta encuentra a su lado un lapacho un ceibo o un jacarandá. Si sueña con mariposas, apenas abre los ojos ve un mundo de mariposas con alas doradas, con alas azules, con alas de todos los colores revoloteando por el monte.

¿Cómo, si no fuera por los sueños de un dragón, podríamos entender que de repente aparezcan millares de golondrinas en el cielo? ¿Cómo podríamos explicarnos que de un día para otro el campo se llene de flores rojas? ¿Cómo podríamos entender que de la nada salga un arco iris? ¿De dónde aparece un sol radiante en medio de la lluvia?
Sólo se explica por el sueño de un dragón. Y los dragones quedan contentos con sus sueños, porque saben que producen cosas hermosas. Pero una vez un dragón tuvo una pesadilla. Soñó con una espantosa serpiente de siete cabezas, horriblemente perversa, que quería destruir el mundo entero.
- ¡Odio las flores!- dijo una de las siete bocas.
- ¡Odio los pájaros!- dijo otra mostrando los colmillos repletos de veneno.
- ¡Odio los monos!- dijo una tercera cabeza.
- ¡Los mataremos a todos!- dijo otra.
- ¡Los mataremos y los comeremos!- rugió la quinta.
- -¡A los monos y a todos los animales del mundo!
- ¡Y los comeremos y los comeremos y los comeremos!- dijo la séptima.
Entonces se despertó el dragón y alcanzó a ver las siete cabezas que se perdían a la distancia buscando monos y pájaros y flores y a todos los animales del mundo para matarlos y comerlos.
-¡Qué hice!- se asustó el dragón.
Pero no había tiempo para lamentos, y corrió por el sendero marcado por la serpiente donde no quedaban ni rastros de flores ni de animales. El dragón voló y pasó por arriba de la serpiente y bajó cortándole el camino.
-¡Qué lindo dragón!- dijo una cabeza.
-¡ Lo mejor para comenzar a comer!-dijo la segunda.
La tercera no habló. Ya había estirado su cuello con la velocidad de una centella hacia el cuerpo del dragón. Fue un movimiento casi invisible por la rapidez, pero el dragón que sabía con quién estaba soñando, ya no estaba en ese lugar.
-¡Así me gusta! –dijo otra cabeza.
-¡Qué bien que pelea!
-¡Así nos podemos divertir!
-¡Sólo matar y comer es aburrido!
-¡Lo mejor es pelear!
-¡Pelear y matar y comer!
Y la serpiente atacó largando mordiscones para un lado y para el otro.
El dragón se las veía negras tratando de golpear con sus poderosas garras alguna de esas cabezas que nunca estaban en el lugar donde llegaba el golpe. Apenas logró en un momento rozar a la serpiente con las garras y sacarle una escama del cuerpo. Apenas una escama que voló y cayó a lo lejos. Entonces probó con el fuego. Nada en el mundo podía resistir el fuego de un dragón. Dio un paso para atrás, resopló, y largó la llamarada roja más grande que nunca hubiera largado un dragón. Un fuego espantoso, largo, oscuro, que recorrió todo el espacio donde estaba la serpiente. Ardieron los árboles de alrededor y la tierra despidió un humo espeso, enrojecida
por el calor.
El dragón miró el humo que comenzaba a borrarse, buscando los restos de la serpiente, y se distrajo. Cuando se dio cuenta del tremendo salto de la serpiente, ya que estaba envuelto en sus poderosos anillos. Las siete cabezas gritaban y reían y giraban enloquecidas.
-¡Dragón estúpido! ¿No sabías que no hay nada que nos guste más que el fuego?
-¡El fuego nos entusiasma como ninguna otra cosa!
El dragón tiraba tremendos golpes, pero las cabezas siempre estaban en otro lugar, y los anillos de la serpiente apretaban cada vez más. Entonces el dragón voló, voló hasta muy arriba, cerca de las estrellas, donde el frío es como el espanto y todo se convierte en un hielo de muerte que sólo aguantan los dragones.
-¡Eso, un poco más alto! Después del fuego no hay nada que nos guste más que el fríogritaron
las siete cabezas.
Entonces el dragón bajó, bajó como una flecha, se zambulló en el medio del río, en esa zona profunda donde no llegan ni los peces. Así ahogaría a la serpiente.
-¡Eso, eso!- gritaron las siete cabezas -. Nada nos gusta más que estar bajo el agua. Pero después queremos otro poco de fuego.
La serpiente seguía enroscada en el dragón. Siete días y siete noches volaron, lucharon, cayeron, nadaron, subieron, bajaron, siempre como un solo cuerpo. Sin descansar. Al final, en un descuido de la serpiente, el dragón logró escapar de sus anillos. Pero ya no sabía qué hacer. Había probado todas sus argucias y había usado toda su fuerza de dragón, pero la serpiente parecía invencible.
-¡Nos estamos divirtiendo como nunca!-gritaron las siete cabezas.
-¡Jamás nos había pasado algo tan hermoso! ¡Te queremos, dragón! ¡Que esta pelea no se acabe en mucho tiempo!
-¡Nos aburren las peleas tontas con animales tontos!
-¡Queremos pelear, pelear y pelear!
-¡Atacá de nuevo, dragón! ¡Te estamos esperando!
El dragón retrocedió un poco.
-¡Estás escapando, dragón cobarde!
El dragón pensó en volar, volar muy alto y muy lejos, y olvidarse para siempre de esa serpiente. Pero entonces ella mataría a todos los animales. No había caso. Escapar no servía. Pero si…quizás sí podría servir…
El dragón voló hacia lo alto. Subió y subió, burlándose de la serpiente, mientras las siete cabezas lo llenaban en insultos. Y legó hasta el lugar más alto, arriba de todas las nubes y las sombras. Entonces planeó en círculos. En grandes círculos, dejándose llevar por el viento. Y allí, mientras planeaba, cerró los ojos y se durmió.
Ya sabía lo que tenía que soñar. Y soñó.
Soñó con pájaros y flores, soñó con ríos crecidos, soñó con el arco iris, y cuando en medio del sueño apareció la serpiente de siete cabezas que peleaba enloquecida de furia, se dio vuelta en el aire para borrar su sueño. Porque los sueños se borran si uno se da vuelta para el otro lado mientras está soñando. La serpiente se borró. Se borró de golpe, sin dejar ningún rastro de serpiente. Entonces el dragón abrió los ojos. Estaba cansado, pero voló muy rápido para volver a
ver el sitio de su pelea. El lugar estaba como antes. Como siempre. Estaban los árboles y las flores. Estaban las mariposas y los monos. Y no había rastros de la serpiente. Ningún rastro de la pelea.
Apenas una escama que brillaba y no brillaba en el suelo.




El sueño de Agustín:
Soñé con un dragón que despedía fuego y se tragaba mi espada. Entonces busqué un conejo (porque yo sé que los dragones se asustan con los conejos) en una plantación de zanahorias. Y cuando el dragón se distrajo mirando al conejo le bajé los pantalones y se le vio el calzoncillo de Dora la exploradora. Y me desperté y mi abuela me había traído un libro de dragones.

El sueño de Mariana:
Yo sueño siempre con la escuela. Esas son mis peores pesadillas.

El sueño de Facundo:
Yo estaba sentado en el borde de un balde y mi primo me empujó y yo me caí adentro del balde que se hizo enorme y me ahogaba.

¿Cómo desaparecen los sueños feos?

La receta de Santi:
Me lavo la cara con agua fría (sobre todo si sueño con Chucky)

La receta de Facu:
Le cuento a mi mamá y después me vuelvo a dormir.

La receta de Rocío:
Me doy vuelta y sueño otra cosa.

¿Qué podía hacer el Dragón?


- Soñar que vencía a la serpiente. (Rocío)

- Soñar que el sueño no había existido nunca, que había sido una fantasía. (Agustín)




Ilusiones


En la magia de los sueños
ellos vienen desde lejos.
Son las brujas caprichosas,
son las hadas misteriosas.
Son los duendes,
los fantasmas,

y los seres con espadas.
(Cuando llega la mañana
son burbujas,
no son nada.)

Isabel Muñoz










(uno más para antes de irse a dormir)

Imagen: Carolina Farías
Cuento con dragones y princesas

Cuando Kerpo llegó al mundo, su mamá dragona lo miró con ojos llameantes. Lo vio tan bello que supo que su vigésimo séptimo hijo no sería un dragón más.
Y es que Kerpo era particularmente hermoso, con su cuerpo regordete y rollizo. Su piel escamosa era de un verde brillante y sus dos alas se movían acompasadamente, provocando delicadas brisas o violentas ráfagas.
Si uno lo miraba profundamente a los ojos, podía conocer el color de todos los atardeceres de Siam, la aldea cercana a su hogar. Como todo dragón que se precie de tal, tímidos fueguitos asomaban por debajo de su lengua.
A medida que fue creciendo, su belleza lo tornó famoso. Dragonas de otras comunidades venían a conocerlo, a admirarlo. Y es que Kerpo era ahora todo un dragón adolescente, dueño de una belleza salvaje y capaz de producir llamaradas indómitas.
Sus admiradoras lo acosaban, lo perseguían, lo invitaban a tomar el té en hermosas cazuelitas de porcelana. Le escribían cartas apasionadas, aunque habitualmente su fogosa mirada las quemaba antes de llegar a leerlas.
Pero a Kerpo no le importaban demasiado aquellas dragonas cabecitas huecas y atrevidas. Prefería seguir con su vida simple de dragón, que es una vida muy hogareña y familiar.
Se levantaba cada mañana, se lavaba los dientes con aguarrás y una vez por semana se hacía gárgaras con pólvora, para que su fuego tuviera también algún efecto sonoro.
Después, caminaba por las colinas de Siam, siempre alerta, ya que no eran pocos los cazadores de dragones por aquellas comarcas.
Luego, compartía con su familia un plato de cerezos maduros y entonces, sólo entonces, cuando salían las primeras estrellas, se aventuraba por la aldea.
Una de esas tantas noches, conoció a la princesa Lee-Fú, que en mongol antiguo significa “amante de dragones”. Lee-Fú no sabía el significado de su nombre, ya que la única profesora de mongol antiguo de Siam, se había fugado con un luchador de sumo.
Aquella noche, la princesa se encontraba en sus aposentos reales, con su túnica de seda bordada en hilos de oro, que era la que usaba de entre casa, por si se manchaba con sopa de tortuga. Se había peinado con un alto rodete sujeto con dos palitos.
Silenciosamente, Kerpo se introdujo por una ventana, en el cuarto de Lee-Fú. Observó a la princesa que, de espaldas, se pintaba las uñas de los pies con esmalte de cañas de bambú.
Kerpo sintió que el corazón le ardía. El amor lo consumía, lo incendiaba, lo incineraba.
Cuando Lee-Fú hubo terminado de pintarse sus dedos meñiques, que eran los más difíciles, se incorporó. Fue entonces cuando sus ojos rasgados se encontraron con los del dragón.
Lejos de asustarse, Lee-Fú lo recibió con amabilidad y le ofreció tomar asiento en un taburete de terciopelo. Kerpo no pudo hacerlo, porque su larga cola en punta se lo impedía. La princesa lo convidó entonces con un copón de jugo de centella asiática. Pero cuando Kerpo se dispuso a beberlo, llamaradas incontenibles salieron de su boca.
En ese momento, la princesa pegó un grito aterrador: el esmalte de cañas de bambú se derretía al calor del fuego. Con el trabajo que le habían dado los dedos chiquitos…
En cuestión de segundos, el fuego se apoderó de las cortinas de finísimos tules, de las alfombras de piel de víbora, de los abanicos multicolores que adornaban las paredes y hasta de la foto del viaje de egresados de Lee-Fú en Pekín, con sus compañeros de curso.
Al ver el incendio, los cortesanos juntaron agua en teteras de plata y corrieron a apagarlo.
Cuentan en Siam que las llamas tardaron horas en extinguirse. El palacio todo quedó convertido en cenizas. Recuerdos de dinastías milenarias eran ahora una montañita gris.
De la princesa no se encontraron rastros.
Pero algunos dicen haberla visto remontar vuelo, sobre una extraña criatura alada, con los ojos del color de todos los atardeceres.

Valeria Dávila

Este cuento ganó el Segundo Premio del Tercer Concurso Internacional de Cuentos para Niños de Imaginaria y EducaRed.

¿Quién es Gustavo Roldán?

Gustavo Roldán
el domador de dragones


Autobiografía:

"Aspiro a escribir textos donde la cantidad de años que tenga el lector no sea más que 
un accidente como el verano o la lluvia o el frío." 

Me crié en el monte chaqueño, en Fortín Lavalle, cerca del Bermejo, cuando la tierra era plana, la luna se posaba en las copas de los árboles y los cuentos sólo existían alrededor del fogón del asado o en las ruedas del mate.
Después se inventaron los libros. O tal vez antes, pero yo no lo sabía. Solamente sabía muchos cuentos, de ésos que después me enteré que se llamaban populares, que iban pasando de boca en boca y de oreja en oreja. Cuentos del zorro, del tigre, del quirquincho, de Pedro Urdemales, de pícaros y mentirosos, del lobizón y de la luz mala. Claro que esos cuentos nunca eran del todo cuentos, habían sucedido por ahí nomás, en medio del monte, y eran cosas que nadie ponía en duda. Yo tampoco.
Cuando menos lo esperaba me llegó la hora de ir a la escuela y nos fuimos al pueblo. En los pueblos el tiempo pasa lleno de ocupaciones importantes: se está rodeado de amigos para jugar a las bolitas, remontar barriletes, hacer bailar trompos, jugar a la pelota, andar en bicicleta. Todo eso mientras se van secando las bolitas de barro para la honda. ¿Para la honda? Sí, para la honda. Después el mundo se va agrandando cuando uno conoce los parques de diversiones, el cine y el circo, cosas que el monte suele no tener. Y un día uno pasa por la librería Molina, en Sáenz Peña, y encuentra que hay estantes infinitos llenos de libros, no de ésos de aprender a leer, sino de cuentos y más cuentos y más cuentos.
Y si don Molina lo deja a uno hurgar los estantes, sacar y poner, leer solapas y contratapas, ojear y hojear, sentado en el suelo tras el mostrador, uno comienza a descubrir que por ahí está escondido un mundo más grande y más lleno de maravillas de lo que nadie podía imaginar. No era todo tan fácil, había cada cosa aburrida que ni te cuento. Pero con un poco de suerte y bastante de paciencia aparecían aventuras increíbles, selvas llenas de animales salvajes y mares llenos de piratas, de los buenos y de los malos, con los que navegué corriendo mil peligros. Por suerte con Simbad o con Sandokán siempre logramos salvarnos y triunfar. Nosotros estábamos del lado de los buenos. Gracias, don Molina.
Mi relación con la literatura es continua y amigable. Sobre todo la de lector. Con la escritura a veces nos peleamos, pero eso también forma parte de las buenas relaciones. Aspiro a escribir textos donde la cantidad de años que tenga el lector no sea más que un accidente como el verano o la lluvia o el frío, como eran esos cuentos que relataban los domadores alrededor del fogón, cuando el fuego siempre estaba unido a la palabra....
¿Quieren leer más de Gustavo Roldán?
Vayan a: http://www.imaginaria.com.ar/02/3/roldan1.htm

BITACORA 16 Junio 2011

Participan:

Agustín, Facundo, Mariana, Ramiro, Rocío, Santiago, Sofía

Hoy hablamos de dragones...
¿Qué sabemos de dragones?
Rocío los describe:
- Son lagartos con escamas y dientes. Son mamíferos y también son animales !!!
Agustín interrumpe (y nos da cátedra):
- ¿Saben cómo reconocemos a los mamíferos? Por el ombligo !!! .
Y nos explica muy bien (lo transcribo textual):
- El cordón umbilical es lo que permite que lleguen los nutrientes al bebé cuando está en el vientre materno. Después lo cortan para que el hijo y la madre no estén unidos para siempre y entonces le hacen un nudo para que no nos quede un agujero.
Siguen las descripciones:
- Tienen dientes enormes y son caníbales porque se comen entre ellos y comen a otros animales !!!
- Y a los hombres también, porque los hombres son animales con pelos y son mamíferos - agrega Rocío.
- Algunos dragones tienen alas (pero los dragones de comodo no tienen alas) y vuelan a aproximadamente 100 mil Km por hora - asegura Rocío.
Facundo sabe que:
los dragones largan fuego por la boca
y Santi dice:
Eso pasa cuando están enojados.
Rocío asegura que:  Largan fuego solamente cuando los despiertan !!! porque si se despiertan solos están de buen humor.


El Dragón se leyó en tantos cuentos,
que cree que existe.

Andrés Sobico
       Pequeñas teorías sobre comportamiento animal


Comenzamos a leer

BITACORA del Club de Lectura


 
¡¡Nos Reunimos por Primera Vez !!!
Participan:
Facundo, Mariana, Ramiro, Rocío, Santiago, Sofía
¿Qué hicimos?:
Nos presentamos. Hablamos de nosotros, de lo que nos gusta hacer.
¿Qué cosas leemos? (¿Leemos?)
¿Cómo es nuestra relación  con los libros?
 ¿Hay libros en casa? ¿Dónde están? 
¿Cómo leemos?
(demostramos nuestras habilidades lectoras haciendo una ronda de lectura rápida de adivinanzas, trabalenguas, pequeñas composiciones poéticas, limericks y chinventos).
 [A algunos de nosotros todavía nos cuesta un poco…]

La cebra que sobra

¿Para qué un Club de Lectura?

Nuestros Objetivos

·         Trabajar en favor de la lectura sin dogmatismos metodológicos.

·         Facilitar a un universo definido de niños el acceso igualitario a los libros y a la lectura.

·         Estimular y desarrollar el placer por la lectura: que al leer pongan en juego todas sus capacidades y habilidades cognitivas, para lograr el máximo de bienestar.

·         Fomentar intereses y hábitos lecturales; que se interesen por la lectura con numerosos temas y propósitos: de aprendizaje  y, también, evasivos y recreativos.

·         Acentuar la fuerza de la imaginación: motivarlos a expresarse en su riqueza perceptiva e imaginativa.

·         Convertir a la lectura en una excelente alternativa para el desarrollo de sus capacidades creadoras y de su comprensión de la realidad (porque los libros nos amplían la concepción del mundo)

·         Favorecer una condición tan humana como la de compartir una experiencia.

·         Construir valores de tolerancia y respeto (poder expresar sus propias ideas y respetar las ideas expresadas por otros como una elaboración compleja y valiosa).

·         Motivar a los niños a pensar, a reflexionar desde sus propias palabras y desde las palabras de los otros, a construir significados a través de los textos, a enriquecer su vocabulario, dominar la riqueza de nuestra lengua y otros recursos no lingüísticos para comprender y comprenderse.

·         Promover el uso de todos los recursos existentes en la biblioteca. Reforzar y dinamizar los objetivos de la biblioteca.

·         Hacer de la lectura un instrumento que fomente una vinculación más estrecha con otros niños, con las familias y la comunidad.

La Lectura

Estado de la Cuestión

…en la escuela:

En el nivel de educación primaria las dificultades lecturales atentan contra el logro de objetivos curriculares básicos. El bajo rendimiento escolar (incluso, el fracaso escolar) está asociado a problemas de lectura en un nivel comprensivo.

Las situaciones áulicas suelen no encontrar los tiempos o las condiciones adecuadas para focalizar estrategias de estimulación superadoras de los obstáculos en la lectura, al tiempo que la subjetividad de cada niño suele quedar relegada.

Considerar estas especificidades, estas inquietudes personales y trabajar con la curiosidad, la intuición, la capacidad de expresión creativa, única y personal, de cada sujeto, reforzando su identidad, resulta una valiosa experiencia.

…en el tiempo libre:

Para la mayoría de los niños entre los 8 y 12 años la lectura está asociada a actividades y requerimientos escolares y, por ello, a los libros de no-ficción. En los horarios extraescolares o en los periodos de receso escolar, otros recursos de entretenimiento suplantan a la lectura.

Es común que los niños no lean porque no leen bien, y les disgusta hacer aquello que se les manifiesta, en el hecho mismo, difícil.

Los niños perciben la lectura como algo “aburrido”, tedioso, ajena al dinamismo y síntesis multimediales, lúdicas y comunicacionales de las nuevas tecnologías.

Desde una distinta virtualidad (de la ficción) y, al mismo tiempo, conectada con la más remota y profunda fantasía infantil, la lectura propone juegos de imaginación activos y escenarios tan reales como son capaces de avistar los niños.

¿Por qué un Club de Lectura?

Abrir un libro y leer es un derecho básico de cada niño.

Es el derecho a que desarrolle sus propias capacidades intelectuales, su potencial individual y alcance metas propias.

Es también el derecho a aprender, a apropiarse del conocimiento, a comprender y reflexionar sobre la realidad y hacer progresos contribuyendo en el crecimiento y la cultura de su comunidad.

La lectura despierta la imaginación, enciende el deseo de conocer, enseña a pensar y el pensamiento hace libre a las personas.

¿Qué es un Club de Lectura?

¿Qué es un Club de Lectura?

Un club de Lectura lo formás vos, un grupo de amigos (que ya conocés o nuevos amigos) y un coordinador (que soy yo).  Nos encontramos una vez por semana durante una hora para compartir entre nosotros libros que nos interesen o para leer juntos un mismo libro.



­¿Qué tiene de interesante?

Una lectura en grupo te permite compartir tus pensamientos y las sensaciones que te provoca la lectura, reflexionar con los demás, tener “otras miradas” sobre un mismo relato para comprenderlo sin perderse nada, descubrir cómo puede relacionarse con tu propia vida y con las emociones, revelar conocimientos que ya tenías o conquistar nuevas ideas.



¿Qué tiene de divertido?

Leer y escribir son un mismo acto de imaginación y de creación. Y jugar con la fantasía siempre es divertido.

Un texto puede entenderse de muchas formas distintas y disfrutarse con todos los sentidos.

En cada encuentro de lectura voy a proponerte juegos de imaginación en torno a los personajes, los escenarios y los temas para que, además de experimentar todas las posibilidades de un relato, despiertes grandes ideas: esas ideas fabulosas, asombrosas, fantásticas (las más serias y las más disparatadas)  que tenés en tu cabeza y te animes a escribirlas y expresarlas del modo que te guste más.



Lo vas a disfrutar !!!

Si te gusta leer. Si leer no te gusta nada. Si en vez de leer, te gusta escuchar o hablar o actuar o escribir o dibujar… Si pensás que los libros muerden. Si te los masticás. Si tenés más de un libro favorito. Si no hay literatura que te venga bien. Si ya sabés que abrir un libro es como empezar a vivir una aventura fascinante. Si todavía no descubriste que las palabras están llenas de magia…

Unite al Club !!!